jueves, 26 de marzo de 2015

Regálame tu mirada.

¿Con cuántas personas te cruzas al salir a pasear por la ciudad? A muchísimas. ¿A cuántas de ellas conoces? Con suerte a una o dos. ¿Con cuántas nos miramos a los ojos a lo largo del día? Prácticamente ninguna, estoy segura. Olvidamos la importancia de una mirada y los múltiples significados que puede tener. La mirada tiene magia y su magia es esa cosa que las palabras secuestran y las miradas rescatan. Una mirada te dice te quiero, te extraño, te amo, te necesito, te odio, me has hecho daño, ya no te quiero, lo siento... Una mirada te hace sentir grande y pequeño, nervioso y tranquilo, seguro e indeciso; todo al mismo tiempo. Una mirada, eso que parece tan inofensivo, es capaz de destruir la más gruesa de las corazas y enmendar todas y cada una de las heridas del corazón. Una mirada es capaz de desnudar almas y enamorar corazones.
Me regalas besos, abrazos, suspiros, gemidos, sonrisas, lágrimas, caricias, letras, versos y poemas. Me regalas cada gota de tu ser. Me regalas todo pero no tengo nada. Regálame tu mirada.

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