sábado, 28 de marzo de 2015

La magia de las almas.

No rompas un silencio si vas a ensuciarlo y a quitarle brillo a su magia. Tampoco  pretendas que su magia enmiende los errores de tus palabras, porque la magia no hace milagros. Nunca reveles el mensaje del silencio, al igual que un buen mago nunca revela sus secretos. La magia es el idioma universal del amor, de la confidencia, de la compenetración entre dos personas. La magia es el idioma universal del alma y de aquellos que aun practican las miradas y los silencios. No hay palabras, no hay guerras entre dos miradas que se aman y no hay mundo más allá de sus almas. Basta de tecnología, de instrumentos que nos impiden ver el brillo en las miradas y emborracharnos de su magia. Basta de cristales que no te dejan disfrutar de un suspiro, y de pantallas que empiezan a ganarle a la magia la batalla. Démosle a las miradas, a los suspiros y a los silencios la magia que hace tiempo vienen pidiendo a gritos. Apartemos la intención de robotizar lo más humano, lo que sale de dentro, olvidémonos de la idea de robotizar un sentimiento, una pasión. Caminemos por el sendero que apueste por esta magia sin varitas, sin pócimas y sin mágicas palabras. Caminemos por el sendero que apueste por la magia de las almas. Vivimos en un mundo donde cambiamos la magia por mensajes a cada segundo, los 86400 segundos que tiene el día. Cambiamos los piropos por "me gusta" en cada foto. Cambiamos las cartas personalizadas, perfumadas y eternas por mensajes de WhatsApp que se pierden con el paso del tiempo. Cambiamos una rosa y una visita sorpresa por mensajes o "me gusta", y hacemos público algo tan íntimo, único y personal como el amor. ¡Basta! Un voto por las cartas perfumadas, por hacer regresar a la añoranza, por un piropo, por el espacio vital que ya no existe en una relación. Un voto, o un millón de ellos, por la salvación de la magia de las miradas, de los suspiros y los silencios. Un voto, o un millón de ellos, por la salvación de la magia de las almas. 

jueves, 26 de marzo de 2015

Regálame tu mirada.

¿Con cuántas personas te cruzas al salir a pasear por la ciudad? A muchísimas. ¿A cuántas de ellas conoces? Con suerte a una o dos. ¿Con cuántas nos miramos a los ojos a lo largo del día? Prácticamente ninguna, estoy segura. Olvidamos la importancia de una mirada y los múltiples significados que puede tener. La mirada tiene magia y su magia es esa cosa que las palabras secuestran y las miradas rescatan. Una mirada te dice te quiero, te extraño, te amo, te necesito, te odio, me has hecho daño, ya no te quiero, lo siento... Una mirada te hace sentir grande y pequeño, nervioso y tranquilo, seguro e indeciso; todo al mismo tiempo. Una mirada, eso que parece tan inofensivo, es capaz de destruir la más gruesa de las corazas y enmendar todas y cada una de las heridas del corazón. Una mirada es capaz de desnudar almas y enamorar corazones.
Me regalas besos, abrazos, suspiros, gemidos, sonrisas, lágrimas, caricias, letras, versos y poemas. Me regalas cada gota de tu ser. Me regalas todo pero no tengo nada. Regálame tu mirada.

martes, 24 de marzo de 2015

Amargo orgullo.

A veces me pregunto si tu orgullo te abrazará como yo lo hacía y si servirá igual para quitarte el frío, fulminar todas tus penas y juntar todos tus pedazos. También me pregunto si tu orgullo es ahora quien te saca sonrisas en los peores momentos con el humor más absurdo habido y por haber, si tu orgullo te habla cuando necesitas de una palabra sabia o si tu orgullo te aconseja cuando estás a punto de salir de tu camino. Luego pienso que el orgullo es solo una barrera, y se me pasa cualquier berrinche o cualquier arrebato de ira. ¿Cuánto pierdes con orgullo? ¿Qué ganas al no tenerlo? Los trenes no esperan un minuto más por alguien a quien su orgullo no deja avanzar, ni los barcos esperan un minuto más para zarpar por alguien a quien su orgullo no deja embarcar. Calma tu sed con orgullo, pues tienes a mares, pero no lo escupas luego. Trágatelo, saboréalo, y dime cuán de amargo es su sabor. Dime si recompensa un trago amargo a cambio de mil dulces, o ninguno amargo a cambio de ninguno dulce. No pienso ser quien se encargue de enfrentarme a tu orgullo y que este decida devorar al mío. No seré yo quien haga el esfuerzo por mucho que duela aquello que pierdo. Se acabó eso de no tener orgullo, y que se acabe también eso de tenerlo en cantidades industriales. No voy a ser la única en luchar por algo que dos personas quieren, o al menos una de ellas dice querer. Esta vez no seré yo la que trague orgullo por dos porque, aunque sea de vez en cuando, también me apetece olvidarme de los tragos amargos. Creo que me he ganado a pulso un trago dulce y pienso saborearlo al máximo, como si fuese el último dulce que mi boca pruebe.
No es cobardía, quizá tampoco sea valentía. Es saber valorarte y saber distinguir entre cuando vale la pena un empujón más y cuando la da. Es saber que en las cosas de dos, no vale solo con el esfuerzo de uno. 

lunes, 23 de marzo de 2015

Buenos días, buenas noches.

Pasando las hojas del calendario. Observando como cae la lluvia y empapa, gota a gota y al mismo tiempo, las aceras del vecindario. Olor a humedad, a melancolía, a soledad. Olor a monotonía y a rutina. Se respira tranquilidad. Ni gritos ni peleas por entrar o salir de los garitos. Las calles duermen y los párpados de las casas permanecen cerrados. El viento se cuela por el más pequeño de los orificios, rompiendo el silencio de la noche con su sutil silbido. Me gusta pasear por la dormida ciudad, reflejándome en los charcos y en silencio, sumida en mis pensamientos. Me gusta recordarte así, con esa calma y ese sosiego que solo tú me aportabas. Prefiero recordarte que camuflar mi insomnio bajo malas posturas o duros colchones. Me gusta caminar mientras eres la culpable de mi insomnio y, con tan largos paseos, espero que el viento que silba se lleve tu brisa, que la fina lluvia de este mes de marzo acabe borrando el recuerdo de tus caricias sobre mi piel. Me gusta mirar al cielo y preguntarle por qué tú y no otra que no hubiese puesto patas arriba mi vida. Me consuela pensar que hay algún ser superior o un ente maligno a quien poder hacer culpable de mi desdicha. Evito pisar las calles que pisé contigo sosteniendo mi mano, protegiéndome del frío y sintiéndome gigante al lado de alguien que decía no ser nadie. A menudo le pregunto a las paredes, a veces a algún gato que otro, dónde te has metido y por qué te fuiste, pero por suerte no contestan. O por desgracia, ya no lo tengo claro. Huyo del amanecer en la montaña, porque te encantaba admirar el momento exacto en que despuntaba el alba junto a mí. Y justo antes de que el mundo despierte, y tú junto a él, estés donde estés, vuelvo a mi refugio y me apago. Añoro aquel momento en el que fui estrella fugaz, junto a ti, pues no podría ser de otro modo. La noche siempre fue mi momento, como el de toda estrella fugaz, pero desde que te fuiste no he vuelto a brillar. Apagaste mi luz como aquel que apaga la luz del lugar al que no piensa regresar, al menos en un largo período de tiempo. Espero que te vaya bien, que tengas otra estrella fugaz a quien pedirle deseos y que estos se cumplan. Espero que sigas admirando la belleza de un amanecer en la montaña. Te doy los buenos días, pero para mí, buenas noches. 

domingo, 22 de marzo de 2015

Un buen capitán.

Escritos al aire, palabras que una vez fueron alguien y suspiros que ya no son nadie.Gotas de lluvia que recuerdan al sudor y a las lágrimas y viento encargado de borrar las huellas de ese nadie que una vez fue alguien. Manos amigas convertidas en puñales enemigos y puñales enemigos que, con el tiempo, pueden acabar siendo manos amigas. Relámpagos que se asemejan a esa luz al final del túnel pero no como señal de que todo va a acabar pronto, sino como señal de que aun queda mucho por llegar. Nuestra vida es como un barco en alta mar y nosotros, su capitán. No podemos predecir las olas ni su ferocidad, ni tampoco las tormentas ni su peligrosidad, pero podemos seguir navegando pese a las contrariedades hasta tierra firme alcanzar. Un buen capitán nunca dejará su barco a la deriva, ni que la ferocidad de las olas enturbie su destino o emborrone su camino. Un buen capitán navegará y navegará hasta alcanzar la mansa mar y entonces, solo entonces, quizá, se deje llevar por la seguridad del momento. Es de locos soltar el timón en un mar embravecido y de idiotas pensar en sobrevivir entre las gigantes olas del titán enfurecido. Un buen capitán siempre está alerta y nunca espera a que cese la tormenta, navega bajo ella sin miedo y sin perder el rumbo. Un buen capitán será valiente y tendrá el coraje necesario para dar la vida por cada uno de sus marineros. Un buen capitán sabe qué significa perder a un marinero por la popa y que es inútil lamentarse por ello. Y es que al igual que el mar y su oleaje, el capitán y sus marineros también son cambiantes. Al igual que el tiempo, que la dirección del viento o el color según se le refleje la luz. Somos constante cambio, y ahí reside la magia. El truco es no tenerle miedo a los cambios, porque ellos son los encargados de hacernos grandes. El mundo es de los valientes, de los fuertes, de aquellos capitanes que no se rinden ante el oleaje y que no le temen a un mar embravecido. El mundo es de aquellos que no creen en ese algo llamado destino. El mundo es de aquellos que luchan por seguir su camino, de aquellos que no miran atrás. Las mejores oportunidades llegan a aquel que las lucha y espera con paciencia su recompensa y, los mejores trenes, a aquellos que empezaron a andar por las vías y se subieron en marcha aun jugándose la vida. 

jueves, 19 de marzo de 2015

Un brindis por ti.

Un brindis por aquellos paseos sin más compañía que el aire, música al azar para aislarte mejor del mundo y tú misma. Un brindis por aquellas conversaciones contigo misma sin mover los labios. Un brindis por cada momento de conexión con tu alma y un brindis por cada uno de los suspiros que te devuelven la calma. Un brindis por ti, porque te lo mereces. Un brindis por esos paseos en los que conectas con tu alma y te olvidas del tiempo, del espacio, de si llueve o nieva, de si es invierno, verano, otoño o primavera, e incluso de si hace frío o calor. Un brindis por hablar contigo y empezar a ser tu mejor amigo. Un brindis por todo lo que duele y se afronta. Porque no es fácil caminar entre junglas de cemento sintiendo que no encajas, que ninguna de las calles tiene el color que ansías y que el aire de ciudad no es igual que el aire de montaña, ese aire que huele a libertad. No es fácil sentir que eres la pieza extraviada del puzzle que queda a medio montar. Tampoco es sencillo averiguar si estás siendo o no egoísta al exigir que se pongan en tu lugar, cuando a lo mejor, lo que pasa, es que no son capaces de hacerlo. Resulta difícil no sentirte sola cuando ves que, por una cosa u otra, nunca hay nadie capaz de entenderte plenamente. Resulta difícil encontrar el lado positivo cuando ves que el balance entre lo que aportas y lo que te aportan es siempre negativo. ¿Quién es el culpable? O, mejor dicho, ¿en esto hay culpables? No sé si puede haber culpables de que te sientas vacía, de que sientas que es más fácil callar que intentar explicar cómo te sientes, porque sabes de sobra que no van a ponerse en tu piel. ¿Es esto de egoístas? ¿Es egoísta que sienta que no hay nadie capaz de comprender cómo me siento? Ya no sé si merece la pena seguir ocupando las posiciones de los demás cuando, de entre cientos de personas, con suerte, ha sido una la única capaz de ponerse en mi lugar. Es triste salir a caminar sin rumbo fijo, pero no porque hoy te apetece que te guíen las olas del mar, sino porque ya no sabes a donde vas.
Un brindis por los paseos, por las palabras dichas sin mover los labios, un brindis por, de vez en cuando, encerrarte en tu santuario. Un brindis por ti, única y exclusivamente, por ti. 

miércoles, 18 de marzo de 2015

Especial.

Intentando volar sin alas  y sin ganas, intentando huir de cientos de miradas, intentando hacer oídos sordos a millones de palabras que intentan convencerme de que es cierto aquello de lo que hablan. Cerrar los ojos para imaginar que vivo en un mundo donde existen libertad y justicia, donde ser diferente es la norma y donde todo el mundo escucha y entiende el lenguaje de las almas. Vivir constantemente sumergida en mi lucha interior, cerrando los ojos y tratando huir del dolor, deshacerme de los demonios que me persiguen y de aquellos que intentan convencerme de que es mi culpa ser diferente. Ir en busca de lo positivo y encontrar lo negativo, formar parte de lo que unos llaman olvido, pasar desapercibida, ser invisible a cualquier ojo humano. Condenada a vivir en la incomprensión de muchos y la comprensión de solo unos pocos, a vivir en un mundo de mediocres donde los especiales encontramos refugio en cada uno de nuestros iguales. Y siempre pasa que crees que has dado con el amigo o el amante indicado, que estás casi seguro de haber cumplido el sueño que para ti supone encontrar a alguien que te entienda completamente. Y pasa que sientes que por fin encajas, que por fin tienes un compañero del alma capaz de apreciar tu parte invisible. Y pasa que te equivocas, que mueren todos tus sueños de encontrar a alguien como tú, a alguien que te hable con una mirada, a alguien que sea capaz de escucharte y de entender qué pasa con tu alma, a alguien que entienda de una vez que duele más no conseguir una meta que la consecuencia de no conseguirla. ¿Hasta cuando tendré que hacer del folio y el bolígrafo, o del ordenador y su teclado, mi mejor amigo? ¿Hasta cuando tendré que soportar la sensación de ser la pieza que nunca encaja? Aprendiendo a vivir con esto, a vivir siendo tachada de rara, de bicho, solo por pensar diferente. Aprendiendo a superar las consecuencias de ver la vida desde diferentes puntos de vista. Aprendiendo a hacer de la frustración un motivo más por el que seguir siendo diferente, especial y un referente para todos aquellos que se dejen guiar. 

Diferente.

Es difícil intentar escribirte cuando te has dedicado a romper en pedazos cada parte de tu recuerdo. Resulta difícil escribirte si ni siquiera soy capaz de recordar tu nombre, o tu mayor manía, esa que tanto me gustaba describir. Es difícil escribir sin una musa o caminar en la noche sin la luz de tu mirada. Es difícil levantarse de una caída sin una mano, familiar o amiga, que te lo facilite. Es difícil, muy difícil, no desviarse del camino si no tienes a nadie que te haga de guía, o alguien que no solo te reproche tus errores sino que también elogie tus aciertos. Es realmente difícil formar parte de un puzzle en el que sientes que eres la pieza que nunca encaja, ni aunque sea a la fuerza. Es difícil sentir cada día que aun hablando de interiores la gente solo escucha los exteriores. Es triste, desesperante, agotador y desmotivador sentir a cada rato que no hay  nadie capaz de entenderte; sentirte a cada rato como pez fuera del agua; sentir a cada rato que eres el único de tu especie que sigue vivo y, por ende, no encontrarás nunca tu sitio. Saber que eres diferente está bien, te hace saber que siempre serás grande para aquel que te quiera conocer. Sentir que tienes un don, que ves la vida desde millones de perspectivas mientras el resto se conforma con dos de ellas como máximo. Pero no todo son ventajas de cara a ser diferente. Todo el mundo se aprovecha de alguien diferente porque facilita la vida del resto, pero sentir que nadie te entiende, que nadie entiende lo frustrante que puede ser fallarte a ti mismo y que intenten convencerte de que no lo has hecho; todo eso te hace sentir un bicho raro, extraño y en la piel del cual nadie nunca se pone. 
Luego se extrañan cuando no creo en los mejores amigos, o cuando de repente me cierro y me vuelvo fría como el hielo pero ¿qué esperan? tengo que dedicarme tiempo a entenderme ya que ninguno de ellos lo hace. 

martes, 17 de marzo de 2015

De nada sirve lamentarte.

Entiendes que sentarte en un banco a observar a la gente pasar no hará que cambien las cosas. Que pararte bajo la lluvia esperando a que esta cese no hará que no llegues a casa mojada. Que la solución a tus problemas no cae del cielo, que la solución es aprender a caminar bajo la lluvia y no esperar a que cese la tormenta. Aprendes que no vale de nada lamentarse por tomar una decisión tarde, y que en esos casos, la intención no es lo que cuenta. Entiendes que hay trenes que solo pasan una vez en tu vida y no puedes meditar qué momento será el adecuado para montarte en él y observar, a través de una ventana, como la luna intenta alcanzarte corriendo tras de ti. Entiendes que si te quedas parado es la luna quien huye y tú quien intenta alcanzarla sin esfuerzo y sin éxito. Aprendes que la clave para triunfar y llegar lejos no es otra que tener clara la meta y andar aunque no te queden fuerzas. Entiende que sin sacrificio no hay recompensa y que el que algo quiere algo le cuesta. No te lamentes por llegar tarde, adelanta tu reloj los minutos necesarios y sigue adelante sin que nada ni nadie te cambie.

sábado, 14 de marzo de 2015

Un enigma.

Busco tu mirada entre cientos de ojos que no dicen nada. Busco tu sonrisa entre un millón de dientes. Busco la melodía de tu voz entre miles de voces cantando a tempo la misma canción. Busco encontrar tu aroma entre miles de fragancias suspendidas en el aire. Busco tu sombra en la oscuridad de la noche pensando, inocente de mí, que puedo encontrarte. Ilusa soy teniendo la esperanza de que algún día serás tú la que vendrá a buscarme, la que intente distinguir mi fragancia entre mil perfumes, la que intente buscarme en las sombras de la noche. Soñar que bajarás del cielo solo porque a mí me haga ilusión. Qué locura creer que por mí vas a perder tu cordura. Qué locura creer que serás tú mi compañía en cada noche oscura. Qué locura soñar que estaba a tu altura. Qué locura soñar con mis manos rodeando tu cintura. Qué locura ver en ti la cura a todas mis heridas. Qué locura pensar que abandonarías el Olimpo solo porque yo te lo pido. Dime en qué momento empecé a creer en ti, a ver como real algo que solo era capaz de imaginar, a ver como posible pasear de tu mano y sentirme libre. Dime si eres un sueño o si es que ya tienes dueño, si eres una Diosa y tienes prohibido hablar con los mortales como yo. Dime que me dejas, que formo parte de tu olvido, o dime que nunca has existido y que fueron mis ganas las que te dieron vida. Dime si es casualidad que te vea solo mientras ando dormida o si eres tú, que te gusta formar parte de mis pesadillas. Dime si eres creación de un miedo o de mis sueños, pero no te quedes en silencio protegiendo tu misterio. 

Recordar.

Recordar con una sonrisa todas y cada una de las heridas que me has causado. Recordar con una sonrisa la cantidad de noches que he soñado con probar un beso de tus labios. Recordar con una sonrisa cómo es tu manera de morder las palabras y acortarlas. Recordar con una sonrisa la melodía de tu voz destripando una canción. Recordar con una sonrisa la primera vez que me pusiste nerviosa. Recordar sin sonrisa aquella despedida a través de una ventanilla del tren que ya marchaba. Recordar la sensación que era perderme en la profundidad de tu mirada. Recordar la sensación de perderlo todo al darte la espalda. Recordar el daño y amarlo. Recordarle al mundo que tan solo hacen falta unos segundos para sentir que has encontrado lo que siempre has buscado. Recordarle al mundo que la magia dejará de serlo cuando se revele su secreto. Recordar las ganas de comerte a besos o de morir en el intento. Recordar como las flores marchitas dejaban de estarlo tras tu paso. Recordar como la suave brisa del mar le dejaba paso al aroma que desprendes al caminar. Recordar qué era eso de poder acariciarte y escuchar tu risa y tu voz. Recordar que eres tú quien se dedica a crear primaveras en invierno con tus letras. Recordar que eres tú quien apaga el infierno con un verso. Recordar que las llaves del cielo las esconden tus besos. Recordar qué es eso de dormir en tu regazo. Recordar cómo es el mundo desde dentro de tu abrazo. Recordar que de un recuerdo no se vive. Recordar que no es eterno lo que existe. Recordar que no son tus caricias las que sanan mis heridas. Recordar que no es de tus labios de donde sale un te quiero. Recordar para verte. Recordar para tenerte. Recordar y solo eso, recordar. 

jueves, 12 de marzo de 2015

Amigo.

Siempre fui en busca de una mano amiga que no me traicionara con mentiras. En busca de alguien que fuese capaz de hacerme crecer, de hacerme mejor, de sacar mi lado más oscuro y de ayudarme a esconderlo de nuevo. Siempre soñé que era una mano amiga la que me levantaba tras cada caída, y siempre era el mismo puñal bañado en mi sangre el encargado de devolverme a la vida. Siempre soñé con eso de tener amigos para siempre, amigos de esos que duran desde niños hasta viejos, de esos que duran y duran... Soñé cada noche que alguien me prometía estar siempre a mi lado, y a base de engaños entendí que no hay nadie capaz de cumplir una promesa de semejante calibre. Ahora sueño con ser libre, con tener alas y no depender del empujón de nadie para alzar el vuelo, de encontrar compañeros que hagan mi viaje más ameno y armonicen cada una de las noches en vela de este mi camino. Ahora busco compañeros del alma y de la calma porque bastantes enemigos tengo buscando mis huellas en el sendero del odio y la traición. Ven, camina conmigo, ni valen los miedos ni valen las prisas, y tampoco vale pasar por encima de nadie por no mirar por donde pisas. Tampoco se admite castigar con la suela de tu zapato a aquellos que te superan con esfuerzo y mucho trabajo ni admito a personajes altivos. Aquí el humilde se queda conmigo y también aquel que piensa que no hay peor desgracia que la traición de un amigo. Que venga conmigo aquel que tenga por principio ser leal a los suyos y caminar pisando fuerte, con la cabeza alta y espantando a los miedos. Que venga conmigo aquel que cumpla los siguientes lemas: "valentía como modo de vida", "vivir de pie antes que vivir de rodillas", "morir siendo valiente antes que vivir siendo cobarde". 
Si cumples todo esto, solo si lo cumples, entonces ven conmigo; pues serás digno de llamarte "amigo". 

miércoles, 11 de marzo de 2015

Mañana será otro día.

Otro día más que se cierra con la sensación de haber dado muchos pasos y no haber logrado ningún avance. Otro día más dominado por la rutina, otro día más de lucha interior, otro día más de saborear el dolor. Otro día en el que veo mis metas más lejos en lugar de más cerca, otro día en los que siento que el esfuerzo y el sacrificio no han dado sus frutos. Otro día más en los que siento la injusticia recorriendo cada centímetro de mi cuerpo y penetrando por cada poro de mi piel encendiendo la llama de mi ser. Otro día más en el que saboreas la impotencia y decides rendirte, decides darles la razón a quienes no la tienen con la esperanza de poder demostrar mañana que se equivocaban. Otro día más rogándole a la nada una palabra que nunca llega y buscando entre las sombras de la noche algo que no se encuentra. Otro día más escarbando en mi interior, tratando de encontrar las diferencias entre mi sonrisa antes y mi sonrisa ahora. Otro día más tratando de dominar a mis demonios, tratando de encontrarme bajo semejante espesor de armadura. Otro día más diciéndome que no pasa nada, que todo el mundo falla, que la clave es no rendirse nunca. Otro día más escuchando reproches y quejas. Otro día más sin sentir una mano en la espalda o un latido que no sea el mío en el pecho. Otro día más sintiéndome insignificante en este gran globo de fuego, agua, tierra y aire. Otro día más sintiéndome alguien sin identidad, alguien que está de paso, alguien que no dejará huella nunca. Otro día más diciéndome que estoy avanzando, que voy deshaciéndome de capas de mi coraza. Otro día más sintiendo que estas se multiplican. Otro día más entendiendo que "mañana será otro día" significa "mañana será un día más". 

martes, 10 de marzo de 2015

El mejor maestro.

Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Echar la vista atrás y ver que a pesar de las dificultades y los tropiezos has avanzado unos cuantos kilómetros. Intentar comprender qué se te pasaba por la cabeza antes, en esos tiempos en los que el balón era mi mejor amigo y no el folio como ahora; en esos tiempos en los que me pensaba que el amor era solo querer a alguien independientemente de lo que la otra persona pensase. Un gran filósofo, Heráclito, dijo una vez "no te bañarás dos veces en el mismo río" y yo digo ahora "no hablarás dos veces con la misma persona aunque siga teniendo el mismo nombre". En aquellos tiempos en los que creía que podía amar a alguien sin ni si quiera quererme un poco, en aquellos tiempos en los que me aterraba hacer daño, en los que dependía de alguien que me guiara el camino correcto... ¡Cuánto cambio en tan poco tiempo! Sigo sin poder definir el amor y es algo que nunca podré hacer, no podemos definir algo tan sumamente cambiante y subjetivo. No podemos describir algo que ni si quiera hemos sentido plenamente. Y aunque no sepa qué es , ahora sí estoy preparada para descubrirlo. He fundido mi coraza de hielo y ahora navego en un mar dominado por la calma. Ahora estoy lista para decidir a quién darle el poder de destruirme con un gesto un poco más frío, con una palabra e incluso con una mirada. Ahora no tengo miedo a fracasar en el intento porque he hecho del fracaso la base de mi éxito. No tengo miedo a correr el riesgo de ahogarme o quebrar mi barco porque ahora sé que esas dificultades me sirvieron de apoyo a la hora de llegar a la cima.
Ahora, después de unos cuantos años, me he dado cuenta de que el éxito lo marcas tú, y que es solo responsabilidad tuya si llegas o no a donde quieres estar. Y he aprendido del mejor maestro, el tiempo, que las corazas no son tan buenas como las pintan y que, al fin y al cabo, no podremos dejar de ser víctimas pero sí elegir a nuestro verdugo.

domingo, 8 de marzo de 2015

No soy culpable.

Yo no tengo la culpa de tu manía de aparecer en estaciones vacías, ni de las ganas de perderme en tu mirada, de herirme con tus sonrisas en apenas segundos, por dormirme con tu voz y soñar que es a mí a quien cantas tu canción. Yo no tengo la culpa de querer saber qué hay en tu interior digno de tanto misterio. Yo no soy culpable de extrañarte, de querer cuidarte o de querer demostrarte que una coraza no solo impide que alguien pueda dañarte sino que también prohíbe que alguien pueda amarte. Que no te extrañe si algún día te despiertas y ya no estoy, y ya no queda nadie que te recuerde cuánto vales, lo guapa que eres, lo dulce y relajante que resulta tu voz y lo bonitas que pueden llegar a ser tus letras. Que no te extrañe que haya un día en el que ya no quede nadie porque todos se hayan cansado de esperarte. Y es una pena, porque no quiero cansarme, pero nada dura eternamente y la paciencia se agota si ves que no tiene recompensa ver como se mueven las agujas de una esfera en tu muñeca. Nadie espera que sean tus manías las causantes de semejante agonía al ver que el tiempo se agota y no hay ni una sola señal de que sigues viva, de que te camuflas entre sombras. Y es que nadie te entiende. Eres de esas que se siente segura entre las sombras de la noche, invisible a cualquier ojo humano; y desde ahí nos observas, intentando buscar en nosotros garantía de que nunca te haremos daño. Y ahí estamos nosotros, sentados mirando a la nada, rogando que aparezcas, que abandones la sombra y la penumbra, que demuestres que eres alguien real y no un producto de nuestra imaginación. Y es que esa mirada, esa voz, esa sonrisa y la dulzura que desprendes cuando caminas no son de este mundo. Sal de las sombras y abandona el infierno, demuéstrame que no es imaginación sino realidad y déjame que te demuestre, o al menos lo intente, que no todo el mundo va a querer dañarte. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Egoísta, borde o lo que quieras.

Llega un momento en el que te das cuenta de que prácticamente has vivido siempre con una sonrisa y de tu boca solo salían palabras de amor, que has vivido siempre atrapada en dolor y negando al mundo que también había odio en tu corazón, que has vivido dando una imagen de chica siempre amable y sin problemas y el resto del mundo se lo ha acabado creyendo. Llega un momento en el que te das cuenta de que has puesto tanto empeño en querer al resto y tanto esfuerzo en dibujarles sonrisas que, sin darte cuenta, te has quedado sin sonrisas que regalarte y sin espejos donde mirarte. Y llega un momento en el que intentas darte todo lo que has dado, en  el que te centras en quererte, en estar a gusto contigo misma, en mirarte al espejo y verte guapa, en mirarte a los ojos y poder decirte sin mentirte "me gusto, me quiero y sé quien soy". No sabéis lo triste que resulta mirarte a los ojos a través de un espejo y no reconocerte el alma, lo triste que resulta evitar hablar de ti porque no tienes nada bueno que decirte. Y si soy egoísta no voy a pedir perdón por ello. ¿Tengo que pedir perdón por querer quererme? ¿Tengo que disculparme por querer saber quien soy? ¿Tengo que disculparme por querer reconocerme el alma cuando me mire al espejo? NO. No tengo que pedir perdón por dedicarme tiempo, por dedicarme ese tiempo que antes he dedicado al resto. Y llámame egoísta, borde o lo que quieras, pero de egoístas es obligar a alguien a que tenga un gesto amable a pesar de que no sea sincero. He aprendido a no actuar si no me nace de dentro , así que no me obligues a abrazarte o a interesarme por tu vida cuando ni si quiera tengo claro qué pasa en la mía. Ahora estoy mejor que cuando intentaba sentirme bien a base de regalar segundos que nunca fueron devueltos. Llegas tarde, demasiado tarde, como para reclamarme una atención que tanto tiempo llevo dándote. Llámame egoísta, borde o sé duro conmigo, me resbala tu opinión  porque ahora me quiero y ahora soy yo.

Ni me matas ni me muero.

Me muero por conocerte, por hacer de ti alguien mejor, por ser motivo de tu risa a carcajadas, por oírte dejar palabras a medias al despertar, por hacer de la vida algo más bonito contigo, por saciar mi sed de ti, por acabar de estrellarme en tu pecho o borrarme para siempre tu recuerdo. Me matas con indiferencia, con tu manía de agotar al máximo mi paciencia y aparecer cuando me he conseguido perder. Me matas con tu quiero y no puedo, con tu ni contigo ni sin ti. Me mata tu bipolar magnetismo, ese que me atrae y me repele a partes iguales. Me matas con las sonrisas de las que sé que no soy motivo, con los versos dedicados a alguien que no soy yo. Me mata no ser tu musa y que seas la mía sin merecerlo. Me matan los celos a la nada, los celos a un vacío, los celos a algo de lo que solo yo soy dueña al existir solo en mi pensamiento.

El tiempo ha pasado, sigue pasando y yo ya no soy la misma de hace unos años. Ya no soy esa niña que tenía la necesidad de atarlo todo a sí misma y arrastraba toneladas de mierda. Ya no soy esa niña que creía en los imposibles y dormía entre almohadas de algodón. Ya no soy esa niña que tenía por nombre “miedo” y por apellido “inseguridad”. Ya no soy la niña que reía desde el suelo, soy la niña que llora al mismo tiempo que roza el cielo. Soy la niña que no necesita arneses que la sujeten , que no tiene miedo a las alturas, que sueña con llegar lejos. Soy la niña que quiero ser y sé que soy. Me conozco y no me doy miedo. Ahora me llamo “valentía” y me apellido “confianza”.

Ya no me haces daño porque ya no dependo de ti. Porque he aprendido a decirme “te quiero” y saber que será el más sincero que pueda escuchar en mi vida. He aprendido a confiar en mí, a saber que soy capaz de golpear a los miedos y luchar por lo que quiero. Soy capaz de perseguir sueños y ya no permito que alguien me diga que no merece la pena intentarlo porque nunca llegaré a alcanzarlos.


Ahora no me preocupas tú, o que me des tu amor. Ahora vivo y, después de mucho tiempo, es ahora cuando disfruto.  

miércoles, 4 de marzo de 2015

Me apetece .

Me apetece escuchar un "te quiero", que alguien me susurre al oído un "te amo". Decir que extraño, dedicar sonrisas, secar lágrimas, ser testigo de penas y causa de alegrías. Temblar con una mirada y que sea mi mirada la causa de temblores ajenos. Que sean mis mariposas las que causen cosquillas en vientres ajenos y camas ajenas las que me arropen en las noches de invierno. Que sean mis brazos el lugar donde nace la paz y mi alma el lugar donde muere el infierno. Que sean mis sonrisas las causantes de la alegría y sean mis pupilas los faros con los que un barco extraviado se guía. Me apetece descansar en un regazo desde donde pueda observar el universo y creer, por un momento, en la eternidad de un sentimiento. Ser la causa de la aceleración del latido y del estallido del pecho ajeno. Ser motivo de recuerdo y deseo de olvido. Corresponder a quien nunca se haya sentido correspondido.
Me apeteces tú. Me apetece colocarte mariposas en el vientre y que tiembles con mi mirada. Que sea tu cama la que me acoja y tus caricias las que me arropen. Que seas mi luna y ser tus estrellas. Que mis ojos sean los faros que guíen tu vida y tus sonrisas las causantes de cada una de mis heridas. Ser tu peor pesadilla, aparecer cuando estés a punto de olvidarme y recordarte, muy de vez en cuando, que para mí también eres importante. Me apetece ser fuente de deseo y ardor de infierno. Que sean mis brazos donde busques refugio y mis latidos los que escuches cuando quieras quedarte dormida. Que sea tu voz la que me relaje y sean mis gestos los que te encojan el alma y te maten de ternura.
Y es que vida mía, me apetece que existas.

martes, 3 de marzo de 2015

En tu estación.

Nos pasamos semanas, meses e incluso años esperando un tren que nunca viene en una estación por la que nunca pasa nadie. Nos pasamos los segundos, los minutos y las horas esperando a que pase la vida mientras vemos correr por las vías a aquellos que no tienen miedo a vivirla, a aquellos que inician el camino hayan o no hayan cogido el tren, a aquellos que no conocen el significado de la palabra "destino". Nos pasamos la vida intentando descubrir las razones de por qué blanco o negro olvidándonos de que el gris también es un color. Queremos entenderlo todo, hasta aquello que no se dice, hasta aquello que queda en el aire y viaja por todo el mundo hasta oídos de nadie. Perdemos el tiempo intentando descubrir qué hay detrás de la magia de una mirada y, con ese tiempo también perdemos la magia. Intento describirlo todo para sentirme segura para no aceptar que no entiendo, ni si quiera tras todo este tiempo, cómo puedo adorar a alguien que estuvo a punto de perderme por su manía de aparecer cuando ya no queda nadie. No entiendo por qué me quedé esperando un tren que nunca llegaba a pesar de hacer vibrar las vías. Ya no quedaba nadie, y quedaba yo. Perdida en medio de la nada, esperando un tren que nunca pasa y mirando unas agujas que indicaran la hora de llegada. Y aún sigo esperando en esta estación llena de cuadros de alguien que no he llegado a conocer, o al menos, no conozco tanto como me gustaría. En una estación vacía, donde ya no queda nadie, esperando a que sea verdad eso que dicen de que tu mayor manía es aparecer cuando solo hay telarañas y mucho polvo que barrer. Y de vez en cuando viene el aire y me susurra que me quieres. Y cuando tengo miedo, la suave brisa me acaricia con la melodía de tu voz. Acepta mis versos a cambio de tu canción. Duérmete, báñate mil veces o da la vuelta al mundo mientras te dure la vida. Aquí te espero yo, sentada aquí, en tu estación.

domingo, 1 de marzo de 2015

Blanco o negro, pero no gris.

Piérdete conmigo o deja que me pierda sola. Pero si me pierdo no me busques porque no pienso volver. Retenme o déjame libre, pero no me cortes las alas para dejarme marchar. No me robes el aliento si me vas a dejar correr. Recuérdame a suspiros que soy adicta a tus gemidos o condúceme a patadas al rincón de tu olvido. Aliméntame la vida con sonrisas o acaba con ella convirtiendo mis sueños en mis peores pesadillas contigo. Ábreme la puerta o ciérramela en la frente, pero no la dejes entreabierta como queriéndome a medias. No dejes las palabras a medias por miedo a matarme con tu silencio, pues hiere más un verso roto que un mundo sin poesía. Aléjate de mí porque yo no puedo resistirme a morir lentamente cuando me susurras un "te quiero". Decide si el amor o la guerra porque ya me he cansado de besarte entre trincheras y de buscar en tierra de nadie cada uno de tus "te quiero". Lánzame tus balas y dame refugio entre tus sábanas. Sana mis heridas con tus caricias y ábrelas de nuevo con cada una de tus sonrisas. Explícame el significado de un "te quiero" y porqué hay personas que los regalan como si no tuviesen precio. Espántame los miedos mirándome a los ojos y dame un abrazo de esos que me digan "no te preocupes pequeña, pase lo que pase yo estaré aquí contigo". Alumbra mi noche, junta cada uno de mis trozos con tus brazos, enséñame que la vida no es tan puta si la vivimos juntas. Y sí, quiero perderme, pero en tus ojos.