miércoles, 4 de marzo de 2015

Me apetece .

Me apetece escuchar un "te quiero", que alguien me susurre al oído un "te amo". Decir que extraño, dedicar sonrisas, secar lágrimas, ser testigo de penas y causa de alegrías. Temblar con una mirada y que sea mi mirada la causa de temblores ajenos. Que sean mis mariposas las que causen cosquillas en vientres ajenos y camas ajenas las que me arropen en las noches de invierno. Que sean mis brazos el lugar donde nace la paz y mi alma el lugar donde muere el infierno. Que sean mis sonrisas las causantes de la alegría y sean mis pupilas los faros con los que un barco extraviado se guía. Me apetece descansar en un regazo desde donde pueda observar el universo y creer, por un momento, en la eternidad de un sentimiento. Ser la causa de la aceleración del latido y del estallido del pecho ajeno. Ser motivo de recuerdo y deseo de olvido. Corresponder a quien nunca se haya sentido correspondido.
Me apeteces tú. Me apetece colocarte mariposas en el vientre y que tiembles con mi mirada. Que sea tu cama la que me acoja y tus caricias las que me arropen. Que seas mi luna y ser tus estrellas. Que mis ojos sean los faros que guíen tu vida y tus sonrisas las causantes de cada una de mis heridas. Ser tu peor pesadilla, aparecer cuando estés a punto de olvidarme y recordarte, muy de vez en cuando, que para mí también eres importante. Me apetece ser fuente de deseo y ardor de infierno. Que sean mis brazos donde busques refugio y mis latidos los que escuches cuando quieras quedarte dormida. Que sea tu voz la que me relaje y sean mis gestos los que te encojan el alma y te maten de ternura.
Y es que vida mía, me apetece que existas.

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