martes, 10 de marzo de 2015

El mejor maestro.

Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Echar la vista atrás y ver que a pesar de las dificultades y los tropiezos has avanzado unos cuantos kilómetros. Intentar comprender qué se te pasaba por la cabeza antes, en esos tiempos en los que el balón era mi mejor amigo y no el folio como ahora; en esos tiempos en los que me pensaba que el amor era solo querer a alguien independientemente de lo que la otra persona pensase. Un gran filósofo, Heráclito, dijo una vez "no te bañarás dos veces en el mismo río" y yo digo ahora "no hablarás dos veces con la misma persona aunque siga teniendo el mismo nombre". En aquellos tiempos en los que creía que podía amar a alguien sin ni si quiera quererme un poco, en aquellos tiempos en los que me aterraba hacer daño, en los que dependía de alguien que me guiara el camino correcto... ¡Cuánto cambio en tan poco tiempo! Sigo sin poder definir el amor y es algo que nunca podré hacer, no podemos definir algo tan sumamente cambiante y subjetivo. No podemos describir algo que ni si quiera hemos sentido plenamente. Y aunque no sepa qué es , ahora sí estoy preparada para descubrirlo. He fundido mi coraza de hielo y ahora navego en un mar dominado por la calma. Ahora estoy lista para decidir a quién darle el poder de destruirme con un gesto un poco más frío, con una palabra e incluso con una mirada. Ahora no tengo miedo a fracasar en el intento porque he hecho del fracaso la base de mi éxito. No tengo miedo a correr el riesgo de ahogarme o quebrar mi barco porque ahora sé que esas dificultades me sirvieron de apoyo a la hora de llegar a la cima.
Ahora, después de unos cuantos años, me he dado cuenta de que el éxito lo marcas tú, y que es solo responsabilidad tuya si llegas o no a donde quieres estar. Y he aprendido del mejor maestro, el tiempo, que las corazas no son tan buenas como las pintan y que, al fin y al cabo, no podremos dejar de ser víctimas pero sí elegir a nuestro verdugo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario