jueves, 19 de noviembre de 2015

El texto "perfecto".

Tendemos a enmascararlo todo, a mostrar lo mejor de nosotros y a maquillar la realidad que, pese a no ser tan mala, tampoco es tan buena. Tendemos hacia la perfección como esa equis que tiende a infinito, intentando alcanzar valores que solo tienen cabida dentro de un diccionario. Y así nos pasa, tendemos hacia la consecución de algo intangible, de algo que sabemos que nunca podremos alcanzar y por eso mismo lo perseguimos. Estupidez humana lo llaman algunos, yo me quedo con que estamos cavando nuestra propia tumba.

¿Para qué queremos piedras o tropiezos en el camino? ¿Para qué queremos muros o baches que desvíen nuestro destino? ¿Para qué nos empeñamos en no salir de un sendero que conduce hasta lo "perfecto".  Hazte un favor a ti mismo y borra esa absurda idea de la cabeza. Únicamente es una idea, no es real. Tú eres perfecta con tus curvas, sin ellas, con tus kilos de más o sin ellos, con más pelo, con menos; tú eres "perfecta" siempre y cuando no te olvides de ser tú. Lo mismo te digo a ti, chico.

Basta ya de juzgar al prójimo, de etiquetar absolutamente todo lo que nos rodea, de intentar alcanzar el infinito, de intentar alcanzar ideas que jamás serán realidades, porque nos convertiremos en ideas de seres pensantes, en almas imperecederas que nunca dejarán de sufrir por haber decidido morir en busca de ideales que jamás de los jamases llegarán a existir.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Por ti, por mí, por nuestros sueños.

Jodida manía esa que tengo de olvidarme cada pequeño gesto que me regalas y cada gota de ese tiempo que tan poco tienes y tanto me entregas. Estúpido miedo que tengo a perderte, miedo que me impide no disfrutar de cada momento que vivimos, de cada mirada que me brindas y de cada pedazo de mi alma que completas con tu risa. Y es que estás, ahí, no te puedo pedir más cuando ya me lo estás dando todo.

Egoístas por naturaleza, así somos los humanos; que teniéndolo todo queremos tener más, y llega un momento en el que, de tanto estirar la goma acaba rompiéndose y golpeándonos en la cara. Y es que perderte sin haber disfrutado cada segundo contigo sería como si mil gomas elásticas se rompiesen al mismo tiempo y me golpearan con la fuerza suficiente como para perderme el resto de la vida que me queda por vivir.

Quiero hacerlo, por ti, pero sobre todo por mí. Quiero disfrutar de cada instante del hoy y que me dé igual el mañana; quiero reír como si se me fuese a acabar la vida en este puto momento, y si mañana me toca llorar sé que cuento con tu hombro, querida. Se queda corta la tinta que pueda gastar en darte las gracias, en decirte que mi camino, y desde que cuento contigo, cuenta con las mejores vistas de este puto planeta.

Que me has hecho cambiar el chip otra vez, cambiar un “no puedo” por un “voy a hacerlo”, me has devuelto las ganas por seguir luchando, por seguir dando el máximo de mí en cada momento. Y es que joder, voy a hacerlo, al igual que tú. Nadie, me oyes, nadie, nos dirá nunca que no podemos lograrlo, y mucho menos nos lo diremos tú y yo. Somos capaces, yo creo en ti tanto como tú crees en mí.

Gracias por completar mi vida, por ayudarme a salir de este laberinto en el que había convertido mis días, por mostrarme esa luz al final del túnel.

Hoy alzo mi copa, quiero brindar contigo: por ti, por mí y por esas metas que vamos a cumplir.

Hoy, y ya veremos mañana.

Somos barcos sin rumbo navegando en alta mar, capitanes orgullosos de haber perdido el timón y dejarse llevar. Somos patria sin bandera porque no somos de un único lugar. Ciudadanos de un lugar llamado mundo nos hacemos llamar. Ciudadanos del hoy que no viven preocupados por el mañana. Somos del hoy, de sentir cada segundo como si fuese el último, de disfrutar cada suspiro como la primera bocanada de aire que llenó nuestros pulmones. De vivir al máximo hoy y ya habrá tiempo para estar cansados mañana. Y también somos de reflexionar, de sentarnos en el último escalón de los muchos que hemos subido y observar, con perspectiva, que la vida es solo cuestión de actitud; de observar cada tropiezo y sacar de ellos la fuerza necesaria para continuar. Y sí, el que más y el que menos también ha perdido mucho por el camino, pero se centra en lo que gana y lo que será capaz de ganar si sigue luchando. Que si cae se levanta y aunque se hunda mantiene la calma y acaba saliendo a flote.

Cambio, la palabra por excelencia que nos define. Que hoy sabemos dónde estamos, qué queremos, qué sentimos; pero mañana nunca se sabe. Vivimos el hoy siendo felices y ya habrá tiempo para estar tristes cuando llegue el mañana.