miércoles, 11 de marzo de 2015

Mañana será otro día.

Otro día más que se cierra con la sensación de haber dado muchos pasos y no haber logrado ningún avance. Otro día más dominado por la rutina, otro día más de lucha interior, otro día más de saborear el dolor. Otro día en el que veo mis metas más lejos en lugar de más cerca, otro día en los que siento que el esfuerzo y el sacrificio no han dado sus frutos. Otro día más en los que siento la injusticia recorriendo cada centímetro de mi cuerpo y penetrando por cada poro de mi piel encendiendo la llama de mi ser. Otro día más en el que saboreas la impotencia y decides rendirte, decides darles la razón a quienes no la tienen con la esperanza de poder demostrar mañana que se equivocaban. Otro día más rogándole a la nada una palabra que nunca llega y buscando entre las sombras de la noche algo que no se encuentra. Otro día más escarbando en mi interior, tratando de encontrar las diferencias entre mi sonrisa antes y mi sonrisa ahora. Otro día más tratando de dominar a mis demonios, tratando de encontrarme bajo semejante espesor de armadura. Otro día más diciéndome que no pasa nada, que todo el mundo falla, que la clave es no rendirse nunca. Otro día más escuchando reproches y quejas. Otro día más sin sentir una mano en la espalda o un latido que no sea el mío en el pecho. Otro día más sintiéndome insignificante en este gran globo de fuego, agua, tierra y aire. Otro día más sintiéndome alguien sin identidad, alguien que está de paso, alguien que no dejará huella nunca. Otro día más diciéndome que estoy avanzando, que voy deshaciéndome de capas de mi coraza. Otro día más sintiendo que estas se multiplican. Otro día más entendiendo que "mañana será otro día" significa "mañana será un día más". 

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