sábado, 30 de julio de 2016

Exquisita noche Cadáver.

Tanta es la envidia que el tiempo nos tuvo, que decidió robarnos las alas y volar, obligándonos a volver a nuestras vidas y a dejar de lado nuestra pequeña utopía. Tanta es la envidia que nos tuvo la arena, que decidió colarse en todos nuestros rincones pese a que no hubiese ninguno por llenar. Y tanta es la envidia del sol hacia la luna por iluminarnos, que decidió salir antes de lo esperado y finalizar la noche de magia y estrellas. 

Y, como el tiempo, volaste de mí y yo volé de ti; y volvimos a respirar por separado y a echarnos de menos después de toda una noche echándonos de más. Ahora muérdeme la vida, que aun no tengo tus dientes en el alma; y yo te Morderé la cara mientras espero a ver si pones la otra mejilla. 

Es injusto que la esfera se volviese loca justo cuando más cuerdas estábamos y nos echase una carrera que jamás podríamos ganar; porque tampoco tenemos intención de luchar esa batalla. 

Esta vez se nos hizo de día, pero de día de verdad, viendo el sol anaranjado abrirse paso en nuestras vidas e iluminar el verde de tus ojos para que dejase de parecer gris; preciosos de cualquier forma. 

Volveremos a vernos, aunque no sea en el cementerio de los Cadáveres Exquisitos, aunque no sea con una pluma y unos versos en papel; volveremos a vernos y volveremos a darle envidia al tiempo.

sábado, 23 de julio de 2016

Aun hay gente que te espera.

Sal, corre, vuela, piérdete y cuando estés a punto de encontrarte, vuélvete a perder. Pierde el norte; total, ya has perdido la cordura y no ha parecido importarte. Quién sabe si algún día ganarás el juicio, de momento lo has perdido y te has dedicado a hacer leña del árbol caído. 

Dime una cosa: ¿por qué no te quieres? Y no, creeme que no te estoy juzgando, simplemente me duele haber perdido un referente y, sobre todo, que te hayas perdido tú y no parezcas querer encontrarte. Es que ¿a caso hay alguien más importante para ti que tú misma? 

No creo que esté siendo injusta, simplemente te estoy queriendo y esta es la única forma que, hoy por hoy, tengo de demostrártelo. Todo el mundo sabe que las pesadillas acaban cuando se abren los ojos, ¿cuándo piensas abrir tú los tuyos? Me está matando el no dormir por intentar salvarte en sueños y ya no me quedan estrellas para llegar hasta ti. 

Vuelve, aunque no sea Navidad, ¿tanto te cuesta romper con lo que te está haciendo daño? No lo entiendo: ¿por qué te aferras a un clavo ardiendo cuando has perdido las huellas y con ellas se te ha ido hasta la identidad? 

Estás cubriendo tus heridas con puñados de sal y chorros de limón, ¿no crees que ha llegado el momento de que cicatrices y recuerdes las heridas como marcas de haber ganado la guerra? 

Vuelve, aunque no sea Navidad; aun tienes brazos esperándote. 

lunes, 18 de julio de 2016

Se me hizo de día.

Amanecer entre besos fue incluso mejor que amanecer entre versos; y mira que el frío hacía castañear los dientes y nuestra piel se erizaba no solo por el efecto de nuestros besos. Y entre besos y caricias y susurros, se me hizo de día contigo. 

No sé si nos conocíamos ya de antes o no, quizás así lo pareciese por la facilidad que tuviste para hacerme sentir como en casa, para hacerme sentir la necesidad de parar el tiempo en ese preciso momento y besarte sin miedo a que el tic-tac detonase el silencio y me salpicasen los recuerdos. 

Prefiero bañarme en tus besos que no en tu recuerdo, dormirme con tus caricias y no con la esperanza de soñarte, sentirme como en casa al mirarte y no estar en casa, lejos de ti.

Me cuesta explicarme, ven a devolverme las musas o los besos; lo que tú prefieras. Devuélveme los versos sin miedo, volverán a ser tuyos; palabra de poeta. Nunca me quedo los versos, ¿sabes? Demasiado sufrimiento retener más las heridas y acabar inundándome en sangre. 

Aun tengo la huella de tus dientes, y creéme si te digo que es la mejor huella que puedo haber tenido nunca. 

Nos volveremos a ver - o no. 

sábado, 9 de julio de 2016

19 poesías.

Diecinueve arrugas, diecinueve años o, como ella prefiere llamarlo - y como a mí me encanta - diecinueve poesías. 

Y es que, como cada año, esas diecinueve poesías fueron la excusa que me movió a querer rodearme de los míos y regalar versos, en el sitio que ella me descubrió, a todo aquel que estuvo dispuesto a escucharlos. 

Sorpresa la mía al recibir unos cuantos versos directos de su pluma a mi alma. Versos que llenaron tanto y gratificaron tanto que incluso el mar que llevo en los ojos quiso que ella nadara en él. 

No supe decir más que un abrazo, y a día de hoy sigo sin poder decir más. Por eso ahora te doy las gracias de la mejor forma que sé. Gracias por iluminar la noche de mis diecinueve poesías, por llenarme la vida de abrazos y regalarme sonrisas cuando las mías parecían haberse acabado. Gracias por cada palabra de aliento, por admirarme y creer en mí, por quererme así sólo como tú sabes. 

Quizá para muchos sea un simple trozo de papel mal arrancado con cuatro garabatos dejados caer; para mí es algo que nace de dentro y que vale más que todo el oro del mundo junto. Son palabras del alma que calladas hablan y te juro que es el mejor regalo que me hayan podido hacer en todo este tiempo. 

De poetisa a poetisa: nos vemos cuando nos versemos. 

martes, 5 de julio de 2016

Enloquécete.

Me gusta tenerte sin atarte y que, siendo libre como eres, decidas venir siempre a hacerme los días un poco más amenos. Me gusta cuando notas que se me apaga la luz, y me aprietes la rosca y me ayudas a brillar de nuevo. Me gusta que decidas regresar siempre a posarte en mi mano, cual pájaro amaestrado, con la única diferencia de que yo nunca te enseñé a volver conmigo; y eso hace que cada vez tenga más ganas de quererte. 

Me gusta imaginarte, pensar por un momento que es real cada sueño y que los espejismos, al fin, quedaron atrapados en el desierto. Me gusta pensar que no es mi mente quien te crea, que no eres otra parte de mí cobrando vida entre letras, que hay alguien más ahí fuera - sin contar conmigo - que quiere quererme. 

Y llámame idiota si quieres, pero mi parte favorita del sueño es cuando despierto, cuando se acaba lo irreal y da comienzo algo nuevo; y en lugar de volver a mi vida con Morfeo, salgo a la calle y decido que ya es hora de buscarte, que si naces de mis versos es porque estás presente, y me he prometido no parar hasta encontrarte. 

Quizá esto sea de mí a mí - o de tú a tú, que me estás leyendo - pero me quiero, aunque a veces se me olvide, aunque a veces dé por hecho que el reflejo ya lo sabe y aunque piense que no es necesario recordarlo hoy he aprendido que sí lo es. 

Levántate, mírate al espejo y di en voz alta: "me quiero". Habla contigo cuando estés a punto de tirar la toalla, cuando quieras abandonar la carrera llegando a la línea de meta, cuando quieras rendirte antes incluso de haberlo intentado. 

Y sí, quizá aquellos que hablan solos estén locos, quizá aun más quienes guardan sentimientos en un papel a la vista de todos; pero lo que sí de verdad es una locura, y no en el buen sentido de la palabra, es no quererse. 

¡Quiérete! ¡Sé tú!