jueves, 30 de abril de 2015

La meta.

De repente te siento lejos, más lejos aun de lo que sé que te tengo. Y me desespero. He aguantado mucho tiempo, puedo hacerlo ahora que ya estamos en la recta final. Pero cada vez la recta tiene más pendiente y llueve y hace frío y se hace difícil el camino. Te detienes y descansas, y piensas si ha valido la pena tanto esfuerzo y si la vale el esfuerzo final, si cuando llegues a la meta tendrás ganas de continuar o solo querrás dejarlo todo pasar, hacer como si nada, guardar la copa y olvidarte de que te faltó el aire pero también de que conseguiste superarte. De repente me siento sin fuerzas, pese haber luchado con uñas y dientes, con cuerpo y alma, y siento que me pasa la vida pero que no hay nada que me ayude a seguir. Y sientes ganas de llorar, de tirar la toalla, de darte por vencido sin detenerte a mirar todo lo que has conseguido durante este largo camino. Te mojas la cara, te das un par de hostias y reflexionas. Miras atrás y ves que si has subido tanto es porque un último empujón, por duro que sea, merece la pena. Que la meta es la que siempre has soñado y que darías la vida por conseguirla y poder disfrutarla. Sacas la fuerza de debajo de las piedras si hace falta, aprietas los dientes y sigues, aunque duelan las heridas que siguen sin cicatrizar, porque sabes que la meta es superarte, es conseguir algo que nunca pensaste conseguir y que te queda poco para lograrlo. Y piensas en el momento de la victoria, en lo grande que te sentirás levantando la copa, celebrando con los tuyos el gran triunfo de tu vida. Y si mi meta son tus abrazos, tus besos, tus caricias, tus sonrisas, tus lágrimas, tus penas, tus alegrías, tus tristezas, tus momentos de felicidad, tu voz, tus versos y tus textos, tus canciones, tu música y tu baile en mis caderas. Si mi meta es demostrarte que soy capaz de subir montañas, cruzar ríos y soportar tempestades por una corazonada, la conseguiré. Porque siempre quise conseguirla y me prometí no dejar de intentarlo hasta conseguirlo o haber perdido la guerra, no una de sus batallas. Luchar o no luchar, esa es la cuestión.

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