martes, 7 de abril de 2015

Amores.

Hay amores destinados a ser eternos en alma aunque no lo sean en cuerpo. Hay amores que se cuecen a fuego lento y nunca terminan de cocerse y otros, que por cocerse a fuego rápido, se queman y se convierten en cenizas en cuestión de segundos. Hay amores destinados a encontrarse pese a los tropiezos en el camino y otros, quizá los más queridos y deseados, que morirán sin haberse visto ni un instante. Hay amores responsables de aquellos que viven de noche, de poemas y versos en el aire, de besos lanzados a través de una ventanilla de coche o tren, de noches entre sábanas, de sonrisas y miradas en una misma almohada. Hay amores encargados del dolor, de asesinarte el alma con cada mirada, de dejarte sin aliento con cada movimiento, de desestabilizar tus latidos con tan solo un suspiro. Hay amores que queman como el fuego o el hielo, otros que hieren como caminar sobre cientos de cristales rotos, otros que te hacen sentirse poderoso y hay amores que te absorben la vida. Hay amores capaces de amueblarte la vida, de curar aquellas heridas que jamás pudieron cicatrizar, de llenar tu vida de acción y de instantes dignos de un recuerdo. Hay amores comparables a bravura del mar y sus olas, comparables al peor de los huracanes o volcanes, encargados de revolverlo todo y cambiarte la vida para mejor o peor, pero para siempre. Hay amores que pasarán desapercibidos, que nunca mostrarán que han existido. Hay amores que prefieren permanecer ocultos y consiguen dominar la increíble fuerza de este desconocido sentimiento. 
El amor es un huracán de mariposas, un popurrí de sentimientos; es deseo, odio, lealtad, fidelidad, admiración, rencor, celos, remordimiento, placer, sufrimiento, dolor, felicidad, tristeza, cobardía, valentía, seguridad, confianza, miedo, traición... Para mí el amor es esa fuerza capaz de hacernos rozar el cielo con la yema de los dedos mientras rozamos el infierno con la planta de los pies. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario