sábado, 7 de febrero de 2015

Tú y yo.

Te escribo aunque no me leas. Escribo al aire que tocas mientras paseas. Escribo en la arena pero se lo lleva la marea. No hay manera de recordarte que existo, de recordarte que soy importante. ¿Desisto? ¿Insisto? Quizá pierda el tiempo recordándote, buscándote entre cenizas, rescatándote de las memorias que juré haber hecho trizas pero nunca me atreví a tocar. ¿Por qué tú? ¿Por qué yo? ¿Por qué las dos? Fuiste tormenta, huracán, tsunami, volcán y al mismo tiempo mansa mar. Fuimos todo y nada. Fuimos a medias. Nuestra novela contaba con páginas arrancadas y con palabras desgastadas, con besos enjaulados entre barrotes de miedo, con miradas que ansiaban la libertad de unos cuerpos. Fuimos creadoras de nuestra aventura. Queríamos vivirla, o al menos yo quería. Nos queríamos, o eso creía. Nos amábamos, ¡claro que nos amábamos!, o al menos, eso era lo que demostrábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario