domingo, 22 de febrero de 2015

Seamos.

Siempre soñé con eso de volverte a ver, de que fueran solo metros y no kilómetros lo que nos separase, de que leyeras cada letra que te escribo y escucharas cada uno de mis "te quiero" escondidos en suspiros. Soñé con el momento de mirarte y sentirme infinitamente grande a tu lado, soñé que era tu voz la que recitaba mis versos y mis labios los que recibían tus besos. Soñé que me estallaba el pecho al verte y moría de suerte, esa suerte que tiene quien puede tenerte. Me obligué a necesitarte y a prometer esos "para siempre" que nadie podrá cumplir nunca. Te obligué a quererme y a echarme de menos. Te culpé por llenarme de mariposas invisibles y crearme ilusiones. Te culpo por tener esa mirada, esa sonrisa y esa voz, te culpo por causarme extrañas sensaciones, por tu manía de volver cuando ya te había olvidado. Vete o quédate para siempre, sé o no seas, ódiame o quiéreme, pero no juegues a ser fuego y agua a la vez. Déjame mirarte a los ojos sin miedo, a decirte que es hermoso lo que veo ahí dentro y que no tengo por qué destruirte si no quiero. No podremos dejar de ser víctimas pero sí elegir al verdugo. Concédeme el deseo de mirarte solo una vez, déjame descifrar tus acertijos y revelar tus misterios. Permíteme tener en mis recuerdos cómo eres y no cómo pareces ser. Ayúdame a acabar con esta duda tan solo con una mirada. Muéstrame aquello que escondes en tus versos, acompáñame a la vida sin miedos, paseemos bajo lluvias sin tormenta o bajo noches de primavera o bajo mantos de estrellas. Dejémonos de corazas, de hielo y de inviernos en pleno verano. Seamos quiénes, dónde, cómo y cuándo queramos pero, por favor, seamos.  

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