domingo, 15 de febrero de 2015

Amor a medias.

Inútil es dedicarle versos a alguien que ni se molesta en leerlos. Inútil es dedicarle suspiros y latidos a un corazón que jugó a ser tu peor enemigo y, de idiotas, haber tenido la tentación de tus labios y no haber probado nunca el sabor de tus besos. De idiotas era suplicarte por una palabra amable con la que saciar mi sed de amor. De idiotas era destrozarme los dedos trepando a tu castillo y encontrarlo vacío. Inútil era escribirte poemas dedicados y recibir palabras vacías a cambio. De idiotas era dormir abrazada a un trozo de espuma con la esperanza de que los sueños me regalasen tu presencia al despertar. De idiotas aspirar tu fragancia buscando saborear cada rincón de tu alma. Pero no había nada más inútil que intentar ver con ojos de enamorada. 

Dejé de soñar con besos, con paseos por las calles en primavera y con noches acariciando estrellas. Dejé de dedicarte poemas, de respirar tu aroma y de acariciar tu brisa. Ya no esperaba tus sonrisas, ni buscaba tu mirada en rostros ajenos. Mis latidos no se aceleraban y tampoco me quedaba sin habla. Asesinaste con tu coraza a cada una de las mariposas que aleteaban en lo más profundo de mi ser. Y ahora te lo agradezco. Gracias por cegarme, ilusionarme, despertarme y al mismo tiempo matarme. Gracias por abrirme las puertas, por ponerme las alas y por enseñarme a interpretar las miradas. Y es que si no fuera por ti hoy no sentiría lo que puedo sentir, confundiría amar con amar a medias y no sería capaz de entregar el cielo. Gracias por enseñarme a disfrutar y a valorar las pequeñas cosas; por decirme, sin hablarme, que para ti yo era demasiado grande. 

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