martes, 7 de julio de 2015

Uno más.

Uno más y uno menos. Uno más de muerte y uno menos de vida. Un par de escalones más y un poco menos de fuerza. Un par de sueños cumplidos y otros tantos por cumplir. Mil deseos por pedir y ninguno que no hable de ti. Deseos de esos que ahogan velas, de esos que pides por obligación o por tradición, por tener contentos a los que miran, de esos en los que no si quiera tú, protagonista, crees. Noticias de todos aquellos que hace mil no sabes de ellos, noticias de enemigos, noticias de fantasmas, noticias de ellos pero no de ti. Regalos por tradición, alegría porque toca. Regalos envueltos en papel de colores, regalos con valor económico, regalos como símbolo de importancia. Regalos que nunca tendré, como esos que no se envuelven, como una mirada o una sonrisa tuya. Como una carta que hable de ti y de mí, de esas en las que tu alma guía a tu mano y la tinta parece cobrar vida propia. Como una carta que hable de lo que no se ve, como una carta llena de sentimiento. Para muchos será un día especial, para mí es uno más de los muchos que aun me quedan por vivir, uno más de los tantos que dedicaré a escribir. Es un día en el que el mundo no se detiene por ti, en el que la vida sigue, las agujas siguen jugando a dar vueltas en su esfera y la rutina sigue formando parte de tu día a día. Que no es lo mismo celebrar que hacer de este el día del juicio final.

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