miércoles, 15 de julio de 2015

Carencias.

Quizá este vacío que siento dentro es porque cada vez me veo más lejos de tus besos. Quizá porque noto que lo que antes eran cien metros ahora son cien kilómetros. Quizá porque mis sueños se han quedado sin nubes en las que vivir, mis esperanzas gastadas y mis ilusiones rotas en mil pedazos, ilusiones que en cada trozo hablan de ti. Quizá este vacío viene motivado porque ya no corre sangre por mis venas, porque mi alma ya no encuentra motivos para romper las cadenas, porque mis ganas de ti quedaron apagadas al dibujarse imposibles en el horizonte encargado de unirnos. Porque ya no siento que estemos bajo la misma luna y las mismas estrellas, porque ya no siento que en algún lugar del planeta están tus huellas y que yo quiero ir con ellas, porque ya no tengo ganas de jugar a la guerra contigo, porque ya me he cansado de cumplir siempre la misma condena y sufrir siempre el mismo castigo: el de no tenerte. Como el mar sin la sal, la noche sin las estrellas, el cielo sin las nubes y el universo sin sus cometas. Incompleta, vacía, carente de vida y si me apuras hasta de alma. Carente de ganas, ausente, a medio camino entre la vida y la muerte. Como una canción sin acordes, una melodía sin compases, un poema sin estrofas y una estrofa sin versos. Como un mundo sin aire, una corazón sin latidos y una vida sin suspiros. Como Venecia sin agua, París sin la Torre Eiffel, Nueva York sin la estatua de la libertad. Que por mucho que me esfuerce sin ti nada puede ser igual a como era contigo, que le robaste estrellas a mi cielo y desde entonces no brilla igual el firmamento. Que a mi vida le faltan las ganas que te llevaste y a mis latidos, la fuerza que les daban cada uno de tus suspiros. Que a mi noche le falta tu luna, a mi mar le falta tu sal y a mi vida le falta la tuya. Que a mis textos les faltan tus versos, que a mis letras le faltan tus canciones a media voz; y que al mundo, niña, le falta alguien como tú y como yo. Amantes del verso y del texto, de escribir los sentimientos. Amantes de crear belleza partiendo de la tristeza, de adornar el mundo con nuestras letras y acabar de darle color a un lienzo que se quedó a medio pintar.

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