sábado, 4 de julio de 2015

Tu canción.

De repente suena esa canción que tú me enseñaste, y me susurra tu nombre con cada acorde, cada palabra que suena me habla de ti y cada nota de su melodía vuelve a abrir tu huella, esa que ya creía cicatrizada. Y es que cuando te empeñas en guardarte todo para ti, cuesta más cerrar la herida, quizá porque no hay hueco para todo aquello que queremos guardar. Me quedé con ganas de decirte que siempre vas a poder contar conmigo, que el cariño que te tengo rebosa por cada punto que trata de cerrar mi herida, esa que lleva tu nombre. Si tengo que conformarme viéndote de lejos, escribiéndote en la luna, y acariciando a las estrellas en lugar de a ti; lo haré. Porque ya no sé que prefiero, si el antes falso con todo o el después verdadero vacío de ti. Quizá tu ausencia sea la cura de todos mis males. Quizá si te vas te llevas contigo toda la tristeza que inunda mis letras, quizá cuando te vayas dejen de marchitar mis flores. Siempre se me dio bien soñar, imaginarme que sin ti estaría mejor cuando aun no te has ido y ya te echo de menos. Siempre se me dio bien vivir de sueños y cortarme el alma con cada nube, colocarme la máscara y tatuarme felicidad en la frente sin haber conocido lo que es una sonrisa sincera. Quizá tú no lo sepas, pero tengo claro que te llevarás mi primavera, mis versos más sinceros. Tengo claro que tras tu marcha mi tinta será gris y el papel cada vez más amargo, a duras penas tendré plumas con las que escribirte, apagarás mi luz y la noche será testigo de mis versos más sufridos. Cuando te marches quizá me dedique a la poesía, por eso que dicen de que los poemas son almas en pena que asoman en forma de versos y estrofas. Quizá encuentre en las estrellas tu mirada, en la luna vea el círculo blanco que rodeaba tus pupilas, y la oscuridad de la noche me recuerde a tu negro pelo. Quizá que te lleves el sol sea la única manera de tenerte, de acariciarte aunque sea a través del aire. Quizá dormir y soñar sea la llave que cierre la puerta de mi herida, esa que lleva tu nombre. Vete o quédate para siempre, atraviesa la puerta o quédate fuera, pero no irrumpas el camino a quienes decidieron cruzar conmigo. 

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