jueves, 25 de junio de 2015

No nos dejes sin poesía.

Prometo nunca dejar de escribirte, ni si quiera cuando la tinta se escurra de mis folios y mis dedos se hayan desgastado tanto que no puedan pulsar una tecla. Prometo estar aquí para ti, permanecer en las sombras de la noche si te avergüenzas de mí, recordarte quién eres o que vuelo cada vez que me topo con tus versos. Te recordaré las veces que haga falta que estoy aquí para recogerte si decides saltar, y que tienes una mano o un hombro donde llorar. Prometo secar tus lágrimas hasta poder nadar en ellas, dibujarte sonrisas si se te olvida el aspecto que tienen, y recordarte que era tu melodía la conocida como la de los ángeles. Que ahora que te conozco sé que existe el cielo, y también el infierno pero no me da miedo. No me asusta poder arder en el fuego eterno, pues ya ardo cuando tus caricias se me escurren entre los dedos. Que no tengo mayor deseo que retenerte, que poder abrazarte y decir que fuiste mía, aunque sepa bien que por no ser no eres ni del aire. Eres la definición de aquello que tanto perseguimos y ansiamos, de aquello a lo que llamamos libertad. Le has robado las alas a tantos pájaros como has podido y ahora no hay quien vuele ni aunque sea a centímetros de tu boca. Has secuestrado a la primavera con tanto verso y nos has dejado flores secas y poesía más que muerta. Los jardines lloran por la pérdida de tantas flores y los bosques entierran a esas aves que murieron al perder la libertad. Que si quieres acabar conmigo solo tienes que mirarme, pero no asesines a la primavera si lo que buscas es no tenerme cerca. No castigues a la vida sin tu poesía, ni dejes a la noche sin estrellas, porque entonces apagarás para siempre los días y el mundo será un lugar de ciudades permanentemente dormidas. Y los poetas se morirán de no dormir, los versos dejarán de existir y no batirán tus alas con la suficiente fuerza para huir. Regresarás al mundo de los mortales entre poemas rotos y versos vacíos de todo, incluso de tinta. Castígame si quieres, pero no dejes la vida sin poesía. 

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