Lo mío es aquello de
buscar respuestas entre letras, líneas y párrafos. De preguntarle a
las nubes por qué tapan al sol justo hoy que he decidido olvidarte.
De buscar tu sombra en la oscuridad de la noche. De preguntarle a las
estrellas por qué me miran ellas y no tú. Lo mío es aquello de
coaccionar a Cupido para que te dispare sin conseguirlo, o eso de
intentar respirar bajo el agua. Soy especialista en poner tiritas a
heridas que nunca sanan, a esas heridas que tienen nombre y
apellidos. Especialista en culpar a las piedras por encariñarme de
ellas, y mira que las piedras son frías y duras. Perita en sueños
rotos, memorias hechas trizas y corazones sin pecho al que latir.
Experta en entender al resto sin ni si quiera intentarlo conmigo.
¿Cobarde? Quizá simplemente idiota, ilusa, soñadora. Probadora de
besos invisibles con sabor a algodón. Testigo de caricias, abrazos y
sueños siempre ajenos; como si un cuerpo sin aliento fuese testigo
de vida. Caminante sin huellas ni camino, navegante sin barco y sin
mar. Capitán sin gorra y sin timón, aviador sin alas ni motor.
Escritor sin pluma ni tinta, lector sin hojas y sin letras. Poeta sin
alma y sin versos, amor sin caricias ni besos. Odio sin rencor ni
venganza, despedida sin lágrimas y sin tristeza. Noche sin sombras y
sin estrellas, días sin sol ni alegría. Invierno sin verano,
primavera sin otoño. Canción sin música, palabras sin sílabas.
Amor sin odio y yo sin ti. Contigo en mi cabeza, allí donde sueñas.
Contigo cuando duermes, cuando te apoyas en mi regazo y lento te
acaricio, cuando siento el tacto de la yema de tus dedos recorriendo
mi piel, cuando te desnudo el alma con una mirada. Contigo cuando
deseo colmarte a besos, cuidarte hasta que duela, secarte las
lágrimas hasta que se deshaga mi pañuelo, cogerte de la mano y
caminar contigo hasta más allá del universo. Creer en el “para
siempre” que nunca te diré por miedo a no cumplirlo, creer para
mis adentros en la promesa de no romperte y con terror a fallarte.
Creer en ti y en mí cuando esté contigo. Creer en aquello que
siento y no en lo que pienso. Que estoy harta de que gane siempre la
misma, de que se presencie siempre aquel que no tiene vela en este
entierro o que corte siempre aquel que ni si quiera pincha. Harta de
que gane la razón cuando el claro vencedor será siempre el corazón.
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