sábado, 13 de junio de 2015

¿Hasta cuando?

¿Hasta cuando voy a seguir mintiéndome? ¿Hasta cuando voy a tratar de mantener oculto aquello que se escapa por el más pequeño de los agujeros? ¿Hasta cuando voy a negarlo todo? Que me muero por un beso de tus labios, porque sean tus manos las que rocen mi piel, por acariciarte el pelo, porque te duermas en mi pecho, por abrazarte mientras duermo, por mirarte a los ojos y decirte que te quiero. Que me acuesto cada noche queriendo sentir que te abrazo a ti y no a un trozo de espuma, que es tu aliento el que siento en el cuello y no este viento que lo único que hace es llenarme de miedo. Dime tú qué harías si fueses yo, si te sorprendieses mirando una pantalla, tecleando "tengo ganas de verte", si te notases los ojos vidriosos cada vez que le confiesas que para ti, después de todo, sigue siendo importante y que pase lo que pase lo seguirá siendo. Porque los ojos vidriosos llevan tatuada la verdad en sus pupilas y reflejan el miedo del alma y el corazón a ser destruidos de nuevo. Que no me importan tus armas y mi ausencia de escudos, que ya tengo el alma fragmentada de tanto creer en ti, de tanto quererte, de tanto llamarte en silencio, de tanto esperar tu regreso. Que deseo ver tu reflejo en mi espejo cada mañana, ver desde mi cama despuntar el alba contigo. Y es que aunque intente olvidarte siempre me pasará como a la piedra que intenta golpear al mar, que acaba ahogada en el seno de aquello que intentó quebrar. Revélame el secreto de tu magia embrujada, dame el antídoto de tu veneno, o dame un beso que me mate por dentro. Déjame vivir o mátame del todo pero no me dejes a medio camino entre la vida y la muerte, que antes quiero morirme que tenerte a medias, que para susurrarte que te quiero me hace falta tu oído. Que para tenerte en mi olvido prefiero no tenerte, prefiero no tener tus manos a no poder tocarlas y que prefiero que se apaguen tus versos a no poder amarlos saliendo de tu boca. 

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