sábado, 2 de mayo de 2015

Mañana nadie sabe.

Pasa que siempre perdemos trenes que estuvieron esperando en nuestra estación durante meses, perdemos oportunidades por querer vivir con los ojos vendados, acabamos perdiendo a quien daría todo por nosotros por empeñarnos en demostrar a quien no quiere que le demuestren. Perdemos oportunidades, momentos y tiempo por no ser claros, por no mostrar un sentimiento la mayoría de veces por miedo, por dejar todo a nuestro entendimiento, por creer que todo el mundo entiende la magia de la misma manera. Lo ingenuos que somos a veces, ¿eh? Que no cuesta nada llamar a cada cosa por su nombre, abrir tu corazón a quien quieres abrirlo, mostrar al resto que todos sentimos y padecemos, aunque algunos más y otros menos. No cuesta nada dejarse llevar y fallar, intentar y errar, que no cuesta nada estar dispuesto a aprender cada cosa a su debido tiempo. Que aunque cueste, no sirve de nada esconderse tras muros de odio, miedo y rechazo; que no sirve de nada desarrollar una coraza a prueba de balas, que te la destrozan con una mirada, que te la agrieta una sonrisa de quien menos la esperabas, que con el arma indicada te falla. Es cierto que tendremos que elegir entre claridad y magia o entre balas y esperanza, y es que a veces es necesario tener algo más que los pies en la tierra. Pasa que siempre acabo escribiéndote y odiándome por ello, pensando que no te mereces ninguna de mis letras ni ninguno de mis textos, que mi cuenta de cariño siempre está en números rojos si se trata de ti, pero que nunca tuve opción de elegir, que entre mil te sigo prefiriendo a ti. Sigo anclada en nuestro último abrazo, en nuestra última palabra cara a cara, en nuestra última sonrisa, en nuestra última mirada. Sigo teniendo la misma duda de siempre y las ganas de resolverla siguen siendo intermitentes, que de ti dependen. Me muero de ganas de saber cómo serán las cosas la próxima vez que te vea, si es que hay próxima, de si habrá alguna mirada de esas que hablan sin decir nada, de si todo será igual o diferente a como fue hace un tiempo. Que hoy te lo dedico a ti, a la niña del miedo a saltar al vacío sin que nadie la acompañe, a la niña con la voz de ángel. Hoy te escribe, niña, la que hoy te escribe a ti pero mañana nadie sabe.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario