martes, 8 de diciembre de 2015

Hoy sí, porque ayer no.

Ahora que besarte me ha sido prohibido, me dedicaré a escribirte pues es lo único que se me ha permitido. Ahora que soñarte es uno de los siete pecados capitales, empezaré a llenar el mundo con retratos de ti; y te pido perdón por si los primeros no se asemejan en nada a lo bella que eres, yo suelo usar el lápiz para gritar con metáforas tu nombre y no para marcar cada una de tus expresiones. Ahora que hablarte me queda tan lejos, me conformaré con mirarte desde la luna mientras grabo en ella mil mensajes para ti. Ahora que para mí eres prohibida, ahora es cuando más ganas tengo de morderte la vida.

Así soy de caprichosa, te quiero ahora que no te tengo, y te quiero ahora porque yo quiero. Porque sí, porque ayer no me apetecía acariciarte las heridas y hoy quiero ser las huellas que te sirven de guía. Te quiero ahora porque ayer ya me querías tú. ¿Para qué íbamos a hacer las dos lo mismo? Tontería, ¿no? Tonta yo, que ayer tu almohada impulsaba mis sueños y hoy se me escurre el algodón entre los dedos. Tonta yo, que ayer fui la desvestida y hoy le ha tocado a la primera margarita que se decida a responderme si me quieres. Me quieres, ¿no? Ya he desvestido centenares de flores y ninguna me da una respuesta. 

Y tú: ¿cómo eres? En serio, tengo ganas de saberlo. Y sí, sé que he tenido mucho tiempo antes, pero es que es hoy cuando quiero que me lo digas. Ayer estabas descrubiendo tú cómo soy yo. Has tenido suficiente, ¿verdad? ¿Por qué no me has contado nunca nada de ti? Sí, ya sé que nunca antes te he preguntado, pero tampoco te pedí que me preguntaras tú a mí. 


Amor, y si hoy te quiero...¿qué más dará el ayer?

No hay comentarios:

Publicar un comentario