martes, 22 de diciembre de 2015

Almas interconectadas.

No me hace falta abrazarte para sentir tus manos arropando cada grieta de mi resquebrajada alma. No me hace falta hablar contigo para tenerte presente. No tengo la necesidad de verte para sentir que eres esa fuerza que hace a mi corazón latir. Ni si quiera necesito cerrar los ojos para saber que ahí están tus huellas, acompañando los pasos de mis ya cansados pies. Es bonito, pero a la vez triste, sentir lejos a quien te da la mano y sentir cerca a quien siempre ha vivido al otro lado del charco. Y es que cuando dos mentes se unen, no hace falta nada más. 

Ahora me he dado cuenta de cuánto vale un te quiero, de cuánto significa dar un abrazo. Me he dado cuenta de que lo bueno llega con el tiempo, de que la buena suerte llega cuando dejas de buscarla, de que en esta vida todo se resume en darle tiempo al tiempo y en saber esperar el momento. Eres esa conexión mental, esa pieza que tanto encaja en mi puzzle, ese empujón que tanto necesitaba para echar a andar que durante tanto tiempo busqué y, ahora que decidí darle tiempo al tiempo, llama a mi puerta. 

Dale tiempo al tiempo. No te preocupes si no cuadras, a veces las piezas se equivocan de caja y las cartas de baraja, a veces las vías conducen a calles sin salida y a veces, y más si tienes prisa, te caes por no mirar por donde pisas.

Tómate un respiro, tómate un segundo para conectar con la vida, tómate un segundo para sentir que no estás solo, que los quilómetros son simples excusas para aquellos que no luchan.

Cierro los ojos y lo siento: estás ahí. Te quiero a morir. Conexión mental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario