sábado, 26 de septiembre de 2015

Contigo hasta más allá de la vida.

Noto más que nunca como nuestro tiempo, el mismo tanto para ti como para mí, no pasa de la misma manera. Noto que vivo un segundo como si fuesen dos y que, para ti, dos segundos transcurren en el mismo tiempo que uno. Noto que cada minuto es un centímetro menos de altura, una arruga más en tu vida y una gota más que llena nuestras almas. Te amo como nunca he amado a nadie y como nunca amaré. 

Hay algo que nos une, lo sé desde hace un tiempo, un vínculo que forma parte de otro mundo y que he descubierto quizá un poco tarde. ¿Sabes? Quiero ser como tú. Para mí eres la mujer más grande de este mundo, a pesar de que el tiempo te vaya encogiendo cada año un poco más. Me encanta perderme en tus ojos, ver cómo brillan de felicidad y que los míos brillen igual, ver cómo tengo tanto que aprender y quieres enseñarme tanto que me faltan escuelas para poder aprenderlo todo. 

Te prometo que siempre estaré ahí para ti. Siempre, de corazón, desde el alma. Eres el pilar que sujeta mi vida, la sonrisa que mantiene mi mundo en pie, la mirada que me habla aunque no me diga nada. Son tus manos las que nunca me cansaré de sostener, es tu voz la que nunca me cansaré de escuchar y es tu vida la que nunca me cansaré de disfrutar. Eres esa llama que, aunque por desgracia un día se apague, seguirá viva dentro de mi corazón. 

Quiero ser el pañuelo que seque tus lágrimas, las piernas que te lleven donde tu alma desea, la risa que te dé un segundo más de vida, la fuerza que te anime a seguir endulzando una vida cada vez más amarga. 

Contigo, quiero estar contigo siempre, hasta el fin de mis días. Y es que, pase lo que pase con mis días, te prometo que caminaré contigo hasta más allá de la vida.

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